QUEVEDO, HOMBRE DE LUTO Y ZARABANDA

Autor: Antonio Medina
Versión y dirección: Juan Carlos Puerta
Iluminación: Diego Rioja
Música: Álvaro Llorente
Producción: Sol y Tábanos

Año mil novecientos treinta… y pico. Una pareja de cómicos, Carmen

“Todos los que parecen estúpidos, lo son y, además también lo son la mitad de los que no lo parecen”. Así de hiperbólico se mostraba Quevedo en lo tocante a sus semejantes. ¿Exageraba? ¿O por el contrario, la misantropía le acompañó desde su primer asomo ante un espejo que le devolvía su contrahecha figura? Satírico hasta lo grotesco, cuanto Quevedo dice de su siglo, vale para el nuestro. Oficiar de enemigo de la hipocresía, se paga con mil enemigos porfiados. Y si no, escuchen lo que publicó Juan Pérez de Montalván, en 1635. El título es pura elocuencia: “El tribunal de la justa venganza, erigido contra los escritos de D. Francisco de Quevedo, maestro de errores, doctor en desvergüenzas, licenciado en bufonerías, bachiller en suciedades, catedrático en vicios, y proto-diablo entre los hombres”. La adaptación del texto original a partir de un libreto de Antonio Medina, cuenta con un marco metateatral donde una compañía de cómicos de toda la vida, intenta a duras penas, poner en pie una comedia sería con la figura de Quevedo como protagonista.

Duración: 75 minutos
Para todos los públicos